jueves, 18 de febrero de 2010

Haití 2010



¿Y eres tú Dios? ¿A quién podré quejarme?
inebriado en tu gloria y poderío,
¡ver el dolor que me devora impío

y la mirada de piedad negarme!

Manda alzar otra vez por consolarme
la grave losa del sepulcro frío,
y restituye, oh Dios, al seno mío
la hermana que has querido arrebatarme.

Yo no te lo pedí. ¡Qué!, ¿es por ventura
crear para destruir, placer divino,
o es de tanta virtud indigno el suelo?

¿O ya del todo absorto en tu luz pura
te es menos grato el incesante trino?
Dime, ¿faltaba este ángel a tu cielo?



Jose Joaquín de Olmedo
(1780-1847)

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